domingo, 23 de agosto de 2009

dominical..

El domingo es un día para esterilizar el tiempo, para pasteurizar los segundos e infundir una pócima aséptica a los minutos. En domingo estiramos las horas sin romperles los tendones, para instalarnos en el mundo mientras la mirada funge como la cloaca del espíritu. En días como hoy, Dios no amanece, y uno ve de reojo el paño retorcido del firmamento, las nubes secas, el sol hinchado como un muerto. Quizá por eso hoy salimos a buscar los rastros del más allá en los templos, o nos volcamos frente a cualquier aparador en un intento vano por reconstruir la amnesia de la semana concluida. Lo cierto es que nada pasa, salvo nosotros, sin nosotros.

La eternidad tiene la quijada del séptimo día, nosotros somos las nuez cascada.

No hay comentarios: