El hombre actual representa la excusa de la nada. La historia humana es la de un holograma mudo reproduciendo patrones culturales y ritos infecundos. La miseria simbólica depura el barbarismo de la fuerza pero no logra decantar algún espíritu. Entre el circo y la plaza pública sólo hay una taquilla: ver y ser visto para marcar la diferencia sin desvanecer la evidencia. Simios orquestando maroma y teatro. El espectáculo de la afirmación en su dimensión más básica, la de una naturaleza bruta provenida de un imperio hormonal. La derrota definitiva del espíritu.
La amable explosión esta
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La lenta, casi imperceptible marcha de todo continúa en sus revoluciones y
sus inescapables giros. No hay manera de saber cómo, pero es ineludible el
he...
Hace 2 años
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