Cerrar los ojos e intuir que nada podrá reparar tus daños es reencontrarse con la paz verdadera. Los sueños son un desperdicio y una distracción; residuos confusos de pulsiones vulgares, fragmentos delirantes de tu imposibilidad de ser algo más que la partícula prescindible que eres; muecas inconfesables del subconciente aterido frente a su debilidad; remedos de divinidad volátil. No envidio a la gente que sueña, incluso me parece vulgar recordar un sueño. Nadie más patético que aquel que en los primeros segundos del día, aún no sabe si está en este mundo o en aquel, para ese, la vida será la intermitente falacia del animal.
La amable explosión esta
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La lenta, casi imperceptible marcha de todo continúa en sus revoluciones y
sus inescapables giros. No hay manera de saber cómo, pero es ineludible el
he...
Hace 2 años
1 comentario:
Ah bueno, es un alivio haber tomado un día esa medicina que me atrofió el aparatito de los sueños.
Y si, esa operación de desembarco, el saber que todo está quebrado y beyond repair, es un amargo sonreir, un tristísimo gesto de humanidad.
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