martes, 11 de agosto de 2009

sobre las verduras....


Siempre odié las verduras. Su pretensión saludable, su forma única y precisa de ufanarse de ser un producto natural. Odié también su capacidad de infundir en mi lengua una nostalgia por los sabores adulterados. Odié su perversa intención de hacerme sentir culpable por preferir alimentos ricos en carbohidratos y grasas saturadas a su paraíso vitamínico. Odié el hecho de que, cuando por fin comenzaron a agradarme, tuviese que comerlas con mayonesa o mantequilla con lo cual, quedaba al descubierto mi hipocresía. Odié enterarme de que una vez cocidas perdían un importante porcentaje de sus propiedad nutritivas, y supe también que bajo ninguna circunstancias las comería crudas. Odié que amparados en ellas, surgiera una serie de grupúsculos que ostentaban la bandera de vegetarianos y desde esa plataforma, pretendieran erigirse en jueces del bien comer, en defensores de vacas, cerdos, venados, peces y todas las formas de la creación que Sí saben dar placer.

Si bien, alimentarme siempre ha sido un suplicio enorme, al menos puedo evitar hacerlo con esas grotescas formas vegetales. Convencido estoy, de que uno no debe morir de salud. 

1 comentario:

Adrián Naranjo dijo...

Concuerdo con vos de arriba abajo.
Excepto que no te recuerdo llorando mientras te mandabas una ahogada o un menudo. Pero bueno.
Saludos!