sábado, 31 de octubre de 2009

Sabiduría de barrio

I

Los neologismos crean neoignorantes; descrean y vacían la realidad, distienden las diacronías, perpetúan la contradicción de conocer al desconocer lo conocido –siendo que únicamente producen volteretas, vuelcos derivados de extrapolar el pathos personal en la llana superficie de la lengua. ¿Quién osa universalizar su estrechez? Aquel que sigue sin entender que la vida se resuelve al margen de los significados; es decir, aquel para quien los significados están por encima de la vida. He ahí la trampa que descuadra la existencia. La derrota de la “intraontología”. Con esta última palabra, ejemplifico el fenómeno.

II

¿Cómo se comprende la realidad? Comprehendiéndola.

III

Visión, método y técnica, o bien filosofía, táctica y operación, o bien idea de matarte, forma de matarte y homicidio.

IV

De lo sublime a lo aberrante no media un ciclo, ni una dialéctica, sino el rigor de observar la existencia como consecuencia de nuestros actos o como gratuidad de la naturaleza: de ahí reír o llorar.

V

La tentación y el pecado se originan en el prejuicio. Dejarse tentar es aceptar la esclavitud. Pecar consiste en aceptar libremente ser un pendejo. Dicho de otro modo, no existe hombre libre de prejuicios, por tanto no existe libertad, por tanto los actos son el último reducto de integridad que nos queda y no nos queda de otra que elegir los prejuicios menos nocivos para vivir –como pendejos, pero vivir.

VI

Los nuevos horizontes de la carne, los mismos cortes, los mismos sazones; pero eso sí, más soledad, más vacío.

VII

He llegado a creer que la contradicción es sólo un mal menor, una suerte de póliza de seguro contra el dogma, incluso una razón necesaria para la evolución intelectual.

VIII

Las civilizaciones mueren cuando juran fidelidad eterna a sus razones fundantes. Los valores y principios son meros enganches, engranes que permiten a la maquinaria moverse , y que eventualmente también serán sepultados.

IX

Cualquier aproximación a la historia no pasa de ser una revisión circular de la que, si bien nos va, podremos extraer una que otra anécdota. Otra forma de ver la historia sería quitarle los eufemismos que recubren y ocultan lo que hay detrás de los actos humanos, a saber, su naturaleza, origen y motivación para entonces culminar la tarea inconclusa de la filosofía, la antropología y la sociología desde un enfoque más radical que nos lleve directo a la esencia de la historia, a saber el resumen de las enfermedades psicológicas humanas.

X

Las ideas originales son una fantasía, pero al menos se trata de una fantasía preferible al repudiable acto de imitar y reproducir el equívoco de otros como un suplemento espiritual. He ahí la falacia de toda enseñanza como exposición de la pobreza individual y colectiva.

XI

Uno conoce sus límites tal y como un día conoció la utilidad del álgebra.

XII

No podré igualar la franqueza con que el otro intercala pena con patetismo. No profeso tal heroísmo.

XIII

Poco a poco me doy cuenta de lo inútil que es acumular libros ¿en qué consiste esa pasión por aplastar la voz interior? Y luego, ¿en qué ciframos la esperanza de que la voz interior sea? Entre el silencio de la palabra prestada y el soliloquio de la voz interior, comienza el chiste, el chisme, el balbuceo del cadáver.

XIV

Nadie cree que pensar cansa, en cambio para todos es fácil reconocer que pensar no sirve de nada.

XV

Sentir rabia ante la imposibilidad y por dejar que lo imposible parezca probable. Luego entonces frustrarse frente a un Chai late.

XVI

Cuando logro encarar con frialdad una situación se apodera de mí una suerte de adrenalina. La sensación de ser lo que todos son –dioses de utilería –me resulta ineludible.

XVII

Hoy descubrí el placer perverso de la estrategia ¡amo la debilidad espiritual! O debo decir, ¿la vulnerabilidad que devela la verdad?

XVII

El eterno debate ¿el fin justifica los medios? No puede haber un fin exento de medios y un medio sin finalidad es absurdo. So?

XVIII

Lo sé, mi vida se ha convertido en la inquisición por la ataraxia perfecta.

XIX

Lo que voy a decir debería apenarme: mi pensamiento no va más allá de cuatro mil ciento treinta caracteres; con espacios, claro está.

XX

Tengo muchas ganas de morder un biscocho de sofismas hasta que vomite. Ahí hay sabor. Del saber mejor ni hablamos.

XXI

La ciencia es un paria de la especulación, le debe sus chiripas a la vaguedad.

XXII

Rompecabezas. A menudo hablamos de ellos como metáfora de un conocimiento en construcción. Los genios, científicos y sabios son un conjunto de seres asexuales que –frente a dicha condición– buscan reproducirse a través del invento, la idea o el hallazgo. Ojala llegue el día en que realmente les sangre la cabeza al parir una idea.

XXIII

En determinado momento cesa toda ambigüedad; dejas la sombra para deslumbrarte. Aunque igual sigas sin ver.

XXIV

He vuelto a experimentar el fenómeno de la escritura automática y con él la ligereza, el sinsentido y la superficialidad de ser un neandertal disfrazado de homo erectus.

XXV

Un amigo acaba de ser padre por segunda vez ¿cómo se atreve a hablarme de humildad?

No hay comentarios: