jueves, 26 de noviembre de 2009

sobre los estados financieros, los proyectos productivos y las ostras

El frío y sus patas de araña. El cielo con el ojo cerrado. El pájaro Gob urticando el aire. Las ideas sin vida. La vida flotando. El mundo está quieto y esa es su mayor mentira. Los volcanes son los maestros del disfraz, viejos eremitas desaliñados. Acá los autos vuelan en el ruido. Un tren pasa roncando. Yo me dispongo a domesticar mi náusea. La palabra soborno acude a la mesa ¿cuánto cuesta silenciar mi silencio interior? Darle voz al huracán, desdoblar el poema de un bar, volcar en signos el miedo al futuro, dotar de líneas el párrafo en blanco que me alimenta. Hay días y semanas al año donde todo es otoño. Las hojas-palabras caen del árbol interior y uno es una cepa de nada, quieta e estéril; uno es la ansiedad acumulada en la grieta y comienza a resquebrajarse en detritos binarios. El tobogán de la expresión me ha salvado.

No hay comentarios: