sábado, 23 de enero de 2010

más palabras, menos sentido

Aquí estamos, en un tentáculo de la vía láctea. Una orilla acaricia el limbo. Una orilla es un espacio para estar a salvo de un dios demasiado nervioso. El cielo quedó azulado en la esquina de una postal que nadie envió. El cielo es un perro sonámbulo que se levanta del tapete universal. Las estrellas son el fermento de una fruta madura. Allí vivimos. Allá vivíamos. ¿De dónde vino, pues, el lento erizo de la fe? ¿De qué mar? ¿De qué sospecha? ¿Quién aspira el polvo sideral? Un cometa es una escoba solitaria. Los ojos también barren y limpian. Los párpados y su lluvia seca. El paisaje es una colmena agitada. Cada color es un zumbido improvisado. Las aspas del tiempo curvaron todo. El hielo cumplió con una muerte húmeda en el whisky. Mi garganta se cerró, como una palabra aplastada por la gravedad universal.