martes, 18 de mayo de 2010

Exordio por unas pecas



¿Existe algo más vulgar que la sensación pegajosa de necesidad? El triste está necesitado, pero su necesidad es paleolítica; por ello es un bruto. Es también miserable y contradictorio, sufre de ataques inusitados de esperanza. Puedes reconocer a un hombre triste por su grado de optimismo. En ello revela la profundidad de la grieta que lo funda. El triste practica el deporte de la culpabilidad y es adicto a la victimización. Esas son las fuentes de donde obtiene la energía para sostener su pusilanimidad. El triste es un desecho y debería encerrársele a la primera muestra de su patetismo. 
Yo sólo quiero ver pecas. 

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