El lunes no debe ser esto: una operación de estiramiento facial -que corrija las arrugas que deja un amanecer indeseado, en el rostro de la memoria-. Abrir los ojos debería ser una forma de extender otros amaneceres, desde la punta de una sensación, a los ojos.
Las cosas son como son, diría, con razón, un otro cualquiera.
Acá no se entiende de razones. Se conceden espacios muertos a esa ciencia exacta del estar. Acá se exige a lo deseos imaginación y furia. Aquí, en esta silla no se permite que el tiempo avance sobre un riel mientras a los lados se desdibuja todo.
Los que vivimos en mí, deseamos que la vida se sostenga aún en lo que fue. Y eso acaba de pasar y por tanto, debe seguir siendo, sino ¿Cómo llegar al siguiente viernes, a esa estación de soslayos?
2 comentarios:
Sus lunes siempre son, por lo menos, muy interesantes leerlos. :) Saludos.
Gracias.
Publicar un comentario