jueves, 2 de diciembre de 2010

Otros hilos para Ariadna


Un hilo es un paso atrás. Una hebra puede remontar al elefante de su tumba gris en la memoria para anidarlo en el capullo de una petunia. Tienes el hilo entre los dedos, Ariadna. Te lleva al espejo y te regresa un minotauro. Vas al abismo con la sed de un yo desértico, vas y danzas sobre un mar que tiene los brazos atados. Probarás la sal, te hibridarás en la arena, te romperás en olas infinitas. El hilo borda en la nada una sombra tenue, ahí se planta la intención de un ave, de una polilla narcotizada; ahí se agrieta cada ojo, ahí cruje la zarza.
En un vaivén, en un giro, en un respiro se ovilla todo.
Ahí sucedes.

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